Las mantas que me he echado encima son muy pesadas, se moldearon a mis labios, nariz y parpados, puedo sentir el aliento caliente que exhalo y choca con la manta. Podría comparar al mecanismo del reloj de la otra habitación como un coro infernal, tic-toc tic-toc cada segundo, cada segundo me recuerda que el tiempo no se detiene. Me levantaría para apagarlo y poder dormir, pero mi cama me ha seducido con su comodidad solo me queda esperar, esperar a caer dormido o saludar al insomnio.
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